Somos Hispanos Battiato-Nomadas
Sabina-Nos sobran...
Sabina-Y sin embargo
Victor Manuel-Yeren dos guajes
Victor Manuel-Asturias
Victor Manuel-Asturias
Victor Manuel-Mujer Calama
V.Manuel Sin bandera-Maldita Suerte
kermit-Teppum-Sad Lisa
Viviremos siempre juntos-Nacho Cano
Van Morrison - Have I told you lately
Juan Manuel Serrat - Cantares
Juan Manuel Serrat - Mediterráneo
Juan Manuel Serrat - Lucía
Tears in Heaven
Jerry Lee Lewis- Whole Lotta Shakin' Goin' O
Someday The Sun Won't Shine For You-Jethro Tull
Too Old To Rock'n Roll Too Young To Die-Jethro Tull
Botella al mar correo
Hoy recogí en la playa
tu misiva
en la botella verde habitual.
No te quejes, no es
que no te escriba,
es que el correo
de náufragos
"Yo no estimo tesoros ni riquezas,
y así, siempre me causa más contento poner riquezas en mi entendimiento
que no mi entendimiento en las riquezas." S.Juana Inés G a t a s
Algunas veces vuelo
y otras veces me arrastro
demasiado a ras del suelo,
algunas madrugadas me desvelo
y ando como un gato en celo
patrullando la ciudad
en busca de una gatita
a esa hora maldita
en que los bares
a punto están de cerrar
Y si tú fueras un hombre de bien (que no lo eres) vendrías a mezclarte conmigo en las afueras de Argel o de Venecia para besar "insieme il sacro piede e admirare le spaventose meraviglie superbe della antichitá..." como cantar solían los poetas. Pero no eres hombre de bien. Oh, si lo fueras.
Por la noche, con la luz apagada, miraba a través de los cristales, entre los conocidos huecos de la persiana. Como un rito o una extraña costumbre, la escena se repetía, día tras día, igual siempre a sí misma. Frente a frente, su ventana, la veía aparecer y bajo la tenue claridad de la luz, lentamente, irse haciendo desnuda. Sus ropas caían sobre la silla, primero grandes, luego más pequeñas, hasta llegar al ocre color de su cuerpo. Andando o sentada, sus movimientos tenían la inútil inocencia del que no se cree observado y la imprevista ternura del cansancio. Cuando todo volvía a la oscuridad, los apresurados golpes del corazón se aquietaban, con una sosegada prontitud. De quien así ocultamente deseé, nunca supe su nombre y el romper de su risa es aún el vacío. Sin embargo, allí, en la perdida frontera de los catorce [años, por encima del Latín imposible y de los misteriosos números de la Química, el temblor detenido de mis manos, la turbia fijeza de mis ojos sobre ella, permanecen, dando fe de aquel tiempo, memoria de la carne
Siempre estará la noche, mujer, para mirarte cara a cara, sola en tu espejo, libre de marido, desnuda en la exacta y terrible realidad del gran vértigo que te destruye. Siempre vas a tener tu noche y tu cuchillo, y el frívolo teléfono para escuchar mi adiós de un solo tajo.
Te juré no escribirte. Por eso estoy llamándote en el aire para decirte nada, como dice el vacío: nada, nada, sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo que nunca me oyes, eso que no me entiendes nunca, aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.
Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre, y quémame en el último cigarrillo del miedo al gran amor, y vete descalza por el aire que viniste con la herida visible de tu belleza. Lástima de la que llora y llora en la tormenta.
No te me mueras. Voy a pintarte tu rostro en un relámpago tal como eres: dos ojos para ver lo visible y lo invisible, una nariz arcángel y una boca animal, y una sonrisa que me perdona, y algo sagrado y sin edad que vuela de tu frente, mujer, y me estremece, porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas, y adoras al mar que te arrebata con su espuma, y te quedas inmóvil, oyendo que te llamo en el abismo de la noche, y me besas lo mismo que una ola. Enigma fuiste. Enigma serás. No volarás conmigo. Aquí, mujer, te dejo tu figura.
«Caminando debajo de los cielos zigzaguean mis pasos en amarillas azucenas el resplandor de la luna cae ahora preciso en tu pálido rostro Y levanto la cabeza pues acompañado de ti, Li bai, he olvidado mis penas.»
Gu ti shi sobre el sendero de plata en el crepúsculo
Pequeña mía, me preguntas ¿por qué es que vivo rodeado de murallas? Y atenuando mi amargura -milenaria- te respondo sin mover los labios: «Los círculos de fuego, ¡hermosa ninfa!, destruyen los bosques para ser sabios».
Tanzan y Ekido una vez viajaban juntos y caminaban por un camino embarrado. Una fuerte lluvia estaba cayendo todavía. Al girar en un recodo del camino se encontraron con una hermosa chica con kimono y ceñidor de seda incapaz de cruzar la intersección. "Crucemos" dijo Tanzan inmediatamente dirijiéndose a la chica, levantándola en sus brazos y transportándola sobre el barro. Ekido no volvió a hablar hasta esa noche cuando llegaron al templo en que se alojaron. Entonces Ekido no pudo contenerse por más tiempo. "Nosotros los monjes no nos acercamos a las damas" le dijo a Tanzan, "especialmente a las jóvenes y hermosas. Es peligroso. ¿Por qué lo hiciste?" "Yo dejé a la chica allí" replicó Tanzan, " ¿Estas tú llevándola todavía?"
Manuel Vázquez Montalbán -Inútil escrutar tan alto cielo
Inútil escrutar tan alto cielo inútil cosmonauta el que no sabe el nombre de las cosas que le ignoran el color del dolor que no le mata inútil cosmonauta el que contempla estrellas para no ver las ratas.
Un aire espeso se condensa ahora en este rincón seguro se apagaron ya las horas y los vientos míralos cómo esperan mi primer paso al vacío.
Desde un extremo de la vida al otro daré un lento paseo y sobre mi rudo corazón el agua penosa y abatida goteará y la memoria quedará libre con un aleteo temeroso hacia la nada para encender una luz permanente.
Se torna el mar negro ahora sin olas en paciencia petrificada la naturaleza no se esconde del ojo sabio el relámpago y la sombra fugitiva que alumbra una verdad tosca una verdad en el sueño de la roca sumergida. A lo largo de mis días una campana monótona se desvela mi única suerte el olvido.
La ciudad no eras vos No era tu confusión de lenguas ni de sexos No era el cerezo que florecía -blanco- detrás del muro como un mensaje de Oriente No era tu casa de múltiples amantes y frágiles cerraduras
La ciudad era esta incertidumbre la eterna pregunta -quién soy-
João Ricardo puede burlarse de Gerson Conrad, como lo ha hecho, diciendo que todo lo que hizo es una canción, pero qué canción; es el tema más sencillo de Secos e Molhados, apenas un simple arpegio que recuerda ligeramente al de 'Heroin' y que pasa de La a Sol y luego a Re, para volver a La, excepto en los versos terceros donde comienza en Sol y hace un breve pasaje por Si-Sol menor y La sostenido. Es una estructura similar a la de un blues, pero no es un blues en absoluto, o es una forma olvidada de blues medioeval, ya que en la introducción se escucha una flauta, haciendo una frase que se repite al final del tema. Es una canción muy breve, especialmente para ser una balada, ya que dura apenas 2 minutos en los que dice todo lo que tiene para decir y alcanza. La instrumentación es igualmente parca; guitarra, la ya mencionada flauta y un bajo eléctrico que sigue el arpegio de la guitarra. Pero, claro, está la voz, inhumanamente afinada, de Matogrosso, que canta como una diva del Apocalípsis, como un ángel asexuado, mientras los niños y las mujeres se derriten -literalmente- a su alrededor.
Tres poemas a Stalin - Osip Mandelstam (fragmento)
IIII Si me apresan nuestros enemigos y la gente deja de hablarme. Si me despojan de todo: Del derecho a respirar y a abrir las puertas, a afirmar que la vida seguirá y que el pueblo, como un juez, juzga; si se atreven a tratarme como a un animal y me echan de comer en el suelo, no callaré, ni mitigaré el dolor, sino que dibujaré lo que yo quiera, tañeré la desnuda campana de los muros, y tras despertar el ángulo de las tinieblas enemigas, anudaré diez cabellos en mi voz y pasaré la mano, como un arado, por las tinieblas, y en la profunda noche de guardia
Se humedecerán los ojos de los trabajadores de la tierra, y apretado en una legión de ojos fraternos, caeré con el peso de toda la cosecha, con la concisión de los juramentos lejanos, y echará a volar la bandada de los años fogosos, y susurrará Lenin en medio de la tormenta, y en la tierra, que huye de la putrefacción, Stalin despertará la razón y la vida.
La canción que me pediste la compuse y aquí está: Cántala bajito y triste; ella duerme (para siempre); la canción la arrullará Cántala bajito y triste; cántala...
la torre es la vid la gracia el cambio, todas las avispas Héctor y la muralla, tres veces Ilión resplandor óseo, la lluvia intacta septiembre, hierogamia o su piedra ausente cada sílaba una reja, más allá de las rocas y siempre la reja, la reja escrita en la roca
mueve alfil blanco, mutila el centro la estirpe, un eco de anémonas, el garfio, la colmena, oráculo, las moscas. Orestes y ningún otro
condenada, seguí la gruta; llevaba un cesto hondo con almendras -debería decir voces-. Llevaba a varios cristos, me llevaba la posible voz de la serpiente
la risa y la letra y esa nube – tu sien en exceso nuestra voz, silencio verde si hablamos del pan el pan
Voy por tu edificio, sin edificios la calle sin doblez el juramento, sin pan amanecen los pájaros pero no despierto, nunca despierta él las fotos no mienten, cae el rostro y los ojos negros –los de aquella noche-, la boca desciende punta seca en el mar no hay hilo de oro en el pie pálido, no hay ojiva ni jaque los chacales sólo ríen, la estepa reina, jaque muerte sin pastor
vertical una rata, roe la cuerda roe la cuerda rey atajo
No sé si te parece paradoja pero quizá no mienta si declaro la inmensa inteligencia del deseo: las lentas odiseas por tu cuerpo en el sabio navío de la búsqueda en todos los senderos tan exacto, propicio a saturar, con islas encendidas, las nostalgias antiguas.
Azuloscuro y sabio es el deseo, lira que desde lejos obligase a la danza, a componer un himno de latidos: la sola inteligencia de vivir en deseo perpetuo de naufragio.
A esta calle le vendría bien un poco de sombra Y lo mismo va para ese niño Que juega solo en el sol, Que una sombra se dispare sobre él como un gatito negro. Sus padres siempre sentados con las persianas abiertas. La escalera al sótano Ya casi no es usada Excepto por un vagabundo ocasional. Como un tropel de actores itinerantes ataviados para hacer Hamlet, Las sombras nocturnas llegan. Pasan sus días ocultas en los árboles Fuera del palacio de justicia. Ahora viene la parte difícil: ¿Qué hacer con las lápidas del camposanto? Al sol no le importan las ambigüedades, Pero a mí sí. Yo abro mi puerta y las dejo pasar
.......trad. Eberth Munárriz
This street could use a bit of shade And the same goes for that small boy Playing alone in the sun, A shadow to dart after him like a black kitten. His parents sit in a room with shades drawn. The stairs to the cellar Are hardly used any more Except for an occasional prowler. Like a troop of traveling actors dressed to play Hamlet, The evening shadows come. They spend their days hidden in the trees Outside the old courthouse. Now comes the hard part: What to do with the stones in the graveyard? The sun doesn't care for ambiguities, But I do. I open my door and let them in.
Cuando la luna es de melón una tajada en la ventana y en redor es la calina cerrada la puerta y la casa encantada por las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fría y la nieve del paño y arde una bujía de cera tal que en la niñez, mariposas zumban la calma, que no oye mi palabra, retumba entonces de lo negro de rincones rembrandtianos algo se ovilla de pronto y se esconde allí a mano, pero no me estremezco, ni me asusto siquiera... la soledad en sus redes me hizo prisionera el gato negro el alma me mira, como ojos centenarios y en el espejo mi doble es tal vez mi contrario. Voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche.
Escribí mi número telefónico, Mi nombre y mi dirección Si de repente muero Mis amigos vendrán y me identificarán.
Imagino lo que pasará Si no vienen. Me quedaré en la morgue dos largas noches Temblarán los fríos alambres del teléfono en la noche. Sonará el timbre. Sin contestación... una... dos veces.
Alguien le dirá a mi madre que estoy muerto Mi madre, -triste campesina- ¡Cómo caminará sola en la ciudad Mi dirección en su mano! ¡Cómo pasará la noche a mi lado En el silencioso salón Vencida en su soledad Consolada en la reclusión de su dolor Sola, meditando Sobre sus penas ocultas Tejiendo mi mortaja con negras lágrimas!
Quisiera que mi madre hubiera tatuado el brazo de su hijo Para que yo no me extraviara Para que no traicionara a mi padre Para que mi primera cara no se escondiera bajo la segunda Cuando veo a hombres y mujeres salir en silencio Después de pasar dos horas conmigo Sin cruzar mirada alguna, sin contemplar otras escenas, Cuando veo que, en la vida, no hay locura Y sobre nosotros vuela el pájaro de la quietud Siento como si de verdad estuviera muerto y yaciera en silencio Contemplando este mundo agonizante.
Osip Mandelstam - En Petersburgo nos veremos de nuevo...
En Petersburgo nos veremos de nuevo. Enterraremos el sol en la ciudad y, por vez primera, pronunciaremos una absurda palabra beata. En el negro terciopelo de la noche soviética, en el terciopelo del vacío universal cantan siempre los dichosos ojos de los beatos y florecen las flores inmortales.
La capital se eriza como una gata salvaje, una patrulla vigila el puente y sólo un maligno y rugiente motor, como un reloj de cuco, en la niebla, pasa. No necesito el salvoconducto, no temo al centinela: por una absurda palabra beata rezaré en la noche soviética.
Oigo un leve susurro teatral: y el «ah» de una doncella y una pila enorme de rosas inmortales y cipreses en los brazos.
En la hoguera nos calentamos de aburrimiento. Tal vez el siglo pase y las amadas manos de las mujeres felices recojan la suave ceniza.
En cualquier lugar están los dulces coros de Orfeo, y las sombras queridas de las endrinas, y sobre las sillas de la orquesta, caen del balcón carteles-tórtolas.
Apaga, te pido, nuestra vela. En el terciopelo negro del vacío universal, cantan felices las mujeres de los fugitivos. Pero el sol de medianoche tú no lo ves.
Cuando de noche, en casa, los ruidos amortiguan sus azogues y un silencio iracundo hace sonar silencios condolidos; cuando enmudece el tráfago y las cosas reconquistan su sitio acostumbrado; cuando desde las calles minoran los estrépitos y uno mismo es la casa y la memoria de algo que testifica y nos contiene; cuando todo se calla y quedo capitulante, solo, a mitad de la sala, es cuando siento que vive en todas partes la señora mi madre; la oigo cantar sus cosas jovencísimas de cuando era muchacha, recomponer el orden perturbado, perseverar en el afán su escoba, reamasar en la harina su infancia desteñida, tostar, moler y hervir el café cotidiano, reprocharle a mi vida los flagelos del vino, despedrar las lentejas, estofar las cebollas, y aliñar el chorizo con los clavos; después en el corral juntar los huevos, nombrar con dulce voz a las gallinas, volver de allá con nabos y con flores, con ejotes y coles hortelanas. Luego sale un momento por la leche, habla a las codornices con su lengua silvestre, viene a comer su pan con mantequilla, sorbe el café, se sienta, vuelve a ponerse en pie, da trigo a sus palomas, compone las verduras del puchero, saca la ropa sucia, la remoja, descorre las cortinas, tiende las camas, cose, y clava, pule, plancha, se reprende, riega sus plantas, desyerba la hortaliza, cava, siembra, desgrana unas mazorcas, revisa el gasto diario, no descansa, viene y va en el amor mi madre ausente, y en la callada noche y en la casa callada, algo de su ajetreo y de su gracia me hace creer que sigue aquí conmigo, y cuando ella regrese, o cuando ella se marche definitivamente, sé que cuando más triste, desvalido y agraz la necesite, la escucharé de nuevo en la callada noche y en la noche callada recomenzar su trajinar celeste.
Veinte hombres cruzando un puente Hacia una aldea Son veinte hombres cruzando veinte puentes Hacia veinte aldeas O un hombre Cruzando un solo puente Hacia una aldea sola.
Esta es una canción vieja que no declarará de sí misma...
Veinte hombres cruzando un puente Hacia una villa Son Veinte hombres cruzando un puente Hacia una villa.
Que no declarará de sí aún es certero como el sentido...
Las botas del grupo de los hombres En las tablas del puente.
La primera pared blanca del pueblo entre los árboles-frutales levantada ¿De lo que era yo estaba yo pensando? Para que el significado escapara. La primera pared blanca del pueblo. . . Los árboles frutales. . .