Correo de Náufragos



Carlos Ibáñez - Hélices.



















Desenredé mares con mis hélices

y llegué a destino

tarde

si es que llegué allá dónde prentendía,

que ya no recuerdo si así fue.

1/29/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 20:57|
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José Carlos Pérez Ingelmo - Los Pájaros


A Remigio González "Adares" en Salamanca. Marzo de 1999.

Tengo la terrible sensación
de no dar lo suficiente;
tan sólo un vago parir de ideas,
que se me comen los pájaros.

Con tu permiso escribiré mil poemas.

Mendigaré por un cuscurro de pan
o por una rama que me aporte calorías;
pero huiré de ese abrasador frío, que me produce
el sentirme acomodado.

Quiero empaparme de calle.
Yo quiero sentirme acariciar
por mil tormentas...
Y no por esa calma chicha, que asesina a los sentidos,
ahogándolos.

Yo quiero beberme la mar de un solo trago.

Yo quiero mostraros mi voz, mi vida...
Aunque se me coman los pájaros.



publicado por primera vez aquí, el 7 de mayo de 2007

1/27/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 22:16|
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Yehuda Amichai - Un perro después del amor.




Cuando me abandonaste
dejé que un perro acercase su olfato
a mi pecho, a mi vientre, y lleno así de ti
corrió sobre tu rastro.

Espero que desgarre
los huevos de tu amante y le arranque la verga
o vuelva al menos
trayéndome tus medias en los dientes.

1/21/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 16:22|
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Leído en Nickjournal: Happel; 20.01.2008

Me parece que cada vez me acerco más al qualunquismo que triunfó en la Italia pobre y feliz de posguerra. Me aburren las grandes disgresiones ideológicas. Todas me parecen justificables en base a caprichoso macrodatos que pocas veces son exactos y nunca somos capaces de asimilar. Ante eso el valor de lo concreto, de la individualidad de lo humano. El abismal vacío de las grandes ideas.

En la página del Rapid encuentro que muere una vieja gloria. Dejan esta foto www.fcrapid.ro que remite al fútbol familiar y sentimental que pregona Casale y resume todo lo que hizo que amara a Rumania. Lo van a estropear en poco tiempo los rumanos, como lo estropeamos nosotros. Por la obsesión por el lujo y la modernidad, pero también porque los únicos que quedarán para reivindicar los viejos carteles y los estadios destartalados lo harán desde el desprecio de quien lo valora como parque temático. Así estamos ya en España, pero siempre hay resquicios, porque como le dijo Berlin a Ignatieff paseando por Piccadilly la vida es inagotable.

Sin saber por qué me acuerdo también de una noche con A. Íbamos en el coche hacia ninguna parte. Le llamó su mamá para preguntarle si no regresaba a casa. Le preguntó dónde estábamos y A le dio la única respuesta posible:

Cautam o plaja frumoasa - Buscamos una playa bonita.

La contestación, en una carretera en medio de los montes del Maestrazgo, reflejaba a la perfección el paraíso indeterminado al que nos dirigíamos.

Pasen un buen domingo.

1/20/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 15:43|
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Mario Benedetti - Curriculum


El cuento es muy sencillo
usted nace
contempla atribulado
el rojo azul del cielo
el pájaro que emigra
el torpe escarabajo
que su zapato aplastará
valiente

usted sufre
reclama por comida
y por costumbre
por obligación
llora limpio de culpas
extenuado
hasta que el sueño lo descalifica

usted ama
se transfigura y ama
por una eternidad tan provisoria
que hasta el orgullo se le vuelve tierno
y el corazón profético
se convierte en escombros

usted aprende
y usa lo aprendido
para volverse lentamente sabio
para saber que al fin el mundo es esto
en su mejor momento una nostalgia
en su peor momento un desamparo
y siempre siempre
un lío

entonces
usted muere.

| Escrito por: kenzo | Hora: 00:50|
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Le Mans - Lucien


Llega el anochecer, tú te despedirás irás a dormir
a descansar para soñar
intentando olvidar el trabajo de hoy
la tristeza de un día normal, y tal vez a mí

Cuando apagues la luz, recostada a tu lado esperaré
un poco más, hasta saber
por tu respiración que estás lejos de mí
tu sonríes en sueños y yo, te digo adiós

Miro a mi alrededor y me apena marcharme de aquí
sin intentar dar una razón
Si tuviera el valor de poderte explicar
si pudiera hacerlo mejor, lo haría por ti

Salgo de la habitación, puede que me decida esta vez
a abandonar esta ciudad
pero siempre es igual y me vuelvo a dormir
No me atrevo a marcharme
y tú, tan lejos de mí

1/19/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 22:48|
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Bobby Fischer, final de la partida.


Nació en Chicago en 1943, en plena II Guerra Mundial. La miseria y el hambre dominaron sus primeros cumpleaños. Bobby ya era un niño solitario, como reconoció años después, ya adulto: "Mi padre dejó a mi madre cuando yo tenía dos años. Nunca le he visto. Mi madre sólo me dijo que su nombre era Gerhardt y que era de origen alemán. Los niños que crecen sin un padre se vuelven lobos". Regina, judía, hiperactiva, culta, políglota (hablaba seis idiomas), simpatizante del comunismo, estudiante de medicina durante cinco años en Moscú, fue investigada por el FBI, que la consideraba paranoica y sospechosa de espiar para la Unión Soviética. Todo indica que, en realidad, el padre biológico de Fischer no fue el biofísico Gerhardt (supuesto espía de Alemania Oriental), sino el inmigrante húngaro Paul Nemenyi, genial científico de física atómica y colaborador en la construcción de la bomba nuclear, muerto el 1 de marzo de 1952. Tras las mudanzas a California, Arizona y Nueva York, el ajedrez le enganchó con tal fuerza, a los seis años, que su mente se convirtió en una llanura blanquinegra y desértica, como el paisaje desde Keflavik a Reikiavik. Su madre se preocupó mucho por esa obsesión, como les ocurrió más tarde a las de los soviéticos Anatoli Kárpov y Gari Kaspárov; pero, a diferencia de éstas, ni Regina ni su familia y allegados ni los profesores de Bobby lograron que el niño se desarrollase como persona, a pesar de que su cociente intelectual era de 180, altísimo incluso para un superdotado (a partir de 130), según certificó el colegio Erasmus Hall.

Harta de las constantes broncas con su hijo, Regina le dejó viviendo solo en Brooklyn y se fue al Bronx. Él tenía 16 años y ya había ganado dos veces el Campeonato Absoluto de EE UU; un día dejó los estudios: "Los maestros me parecen más estúpidos que los propios alumnos", y convirtió su vida en un caos; quienes le visitaron en su casa por aquella época aseguran que el desorden era terrible, al igual que las pocas personas que le han visitado en su actual domicilio de Reikiavik.

Desde ese momento se desarrollaron sus fobias contra comunistas y soviéticos, paralelamente a su enorme talento para el ajedrez. Muchos le consideran el mejor jugador de todos los tiempos, y ni siquiera Kaspárov lo niega.


Campeón del mundo
El encuentro con Spassky se celebró en Reykjavík, Islandia. Concitó una extraordinaria atención en todo el mundo. Y no sólo por su carácter deportivo. También fue visto como un encuentro político (en plena guerra fría y con intervención directa del entonces Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger). Fisher perdió la primera partida en buena lid y la segunda por no presentarse. Parecía que Spassky retendría el título para el ajedrez soviético pero Bobby venció en la tercera. La cuarta partida fue tablas y desde la quinta se impuso rotundamente el Gran Maestro norteamericano. Después de un tenso desarrollo, Fischer venció a su rival tras 21 partidas (Spassky abandonó la partida decisiva mientras su contrincante dormía en el hotel) y se coronó campeón mundial el 31 de agosto de 1972 con un total de 7 partidas ganadas, 3 perdidas y 11 tablas. Ha sido el primer (y hasta el momento el único) norteamericano en conquistar el título.

PARTIDA 21

Blancas: Boris Spassky
Negras: Bobby Fischer
1. e4 c5, 2. Cf3 e6, 3. d4 cxd4, 4. Cxd4 a6, 5. Cc3 Cc6, 6. Ae3 Cf6, 7. Ad3 d5, 8. exd5 exd5, 9. O-O Ad6, 10. Cxc6 bxc6, 11. Ad4 O-O, 12. Df3 Ae6, 13. Tfe1 c5, 14. Axf6 Dxf6, 15. Dxf6 gxf6, 16. Tad1 Tfd8, 17. Ae2 Tab8, 18. b3 c4, 19. Cxd5 Axd5, 20. Txd5 Axh2+, 21. Rxh2 Txd5, 22. Axc4 Td2, 23. Axa6 Txc2, 24. Te2 Txe2, 25. Axe2 Td8, 26. a4 Td2, 27. Ac4 Ta2, 28. Rg3 Rf8, 29. Rf3 Re7, 30. g4 f5, 31. gxf5 f6, 32. Ag8 h6, 33. Rg3 Rd6, 34. Rf3 Ta1, 35. Rg2 Re5, 36. Ae6 Rf4, 37. Ad7 Tb1, 38. Ae6 Tb2, 39. Ac4 Ta2, 40. Ae6 h5, 41. Ad7 Blancas Abandonan

1/18/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 00:58|
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Esteban Charpentier - Ramas del sauce.


Para Andrea

No conozco el camino de tu cuerpo alejándose
ni el sabor de tu adios imaginario,
porto una tristeza constante
y un alma desgarrada en el pecho.
En vano te buscarán mis versos.
Mis besos escondidos se suicidan.
Desde que el viento y yo estamos solos
hemos conjurado una amistad involuntaria
dolorosa como la sequía.
Nos arrastran las horas de vigilia
y la incertidumbre de los devaneos.
¿Puede una ola que golpea contra las heridas
derramar mi vuelo?
Por un lóbrego desierto deambulan grises nuestros sueños.
¿Y el sol? Qué eclipse temerario aplaca su fuego,
desde qué tormenta, detrás de qué cristales,
las lágrimas postreras recuerdan un baile sin zapatos
y unos brazos anidándote incompletos.
Cansancio.
El sauce se ríe de la lluvia
y se adormece en sus deseos.
La vida es el amor, dice,
la vida es el amor y allí te espero.

| Escrito por: kenzo | Hora: 00:45|
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Paul Geraldy - Dualismo.


Explícame por qué dices "mis rosas",
y "mi piano", y por qué frecuentemente
"tus libros" y "tu perro", indiferente;
y di, por qué con aire placentero
me dices: "Unas cosas
voy ahora a comprar con mi dinero".

Lo mío es siempre tuyo, eso es sabido.
¿Por qué dices palabras que entre los dos han sido
y serán siempre odiosas?
"Mío y tuyo"... ¡Qué extrañas tonterías!
Si me amaras, "los libros" tú dirías,
y "el perro", y "nuestras rosas".

1/17/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 00:25|
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Dylan Thomas - En mi oficio o arte arisco



En mi oficio o arte arisco
Ejercido en la noche tranquila
Cuando sólo la luna brama
Y los amantes están acostados
Con todas sus penas en sus brazos.
Yo labro con luz canora
No por ambición o pan
Ni por el pregón y la venta de talismanes
En los escenarios de marfil
Sino por la paga corriente
Del corazón más secreto.

Yo no escribo para el orgulloso aparte
De la luna que está bramando
En estas páginas de rocío marino
Ni para los muertos imponentes
Con sus ruiseñores y salmos
Sino para los amantes, cuyos brazos
Rodean las penas de todos los tiempos,
Quienes no me pagan con alabanzas ni monedas
Ni prestan atención a mi oficio o arte.

1/16/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 00:40|
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Transmisión Oral. - Movimiento surrealista




Era una noche de luna y sin embargo llovía.
Nadaba una rata muerta por una alberca vacía.
A la luz de un candil apagado un ciego leía,
un mudo dictaba, y un manco escribía,
y hasta un calvo que por allí había,
los pelos de punta se le ponía.
Me chingué, me fui a mi casa,
apagué la puerta y atranqué la luz.
Y a la mañana siguiente oí una voz que decía:
'Alma de poca ventana, asómate a la vergüenza
y dame un vaso de sed que vengo muerto de agua'.

Trasmisión: Oral
Autor: Se busca

1/15/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 01:29|
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Luis Rosales - Autobiografía












Como el náufrago metódico que contase las olas
que faltan para morir,
y las contase, y las volviese a contar, para evitar
errores, hasta la última,
hasta aquella que tiene la estatura de un niño
y le besa y le cubre la frente,
así he vivido yo con una vaga prudencia de
caballo de cartón en el baño,
sabiendo que jamás me he equivocado en nada,
sino en las cosas que yo más quería.

1/14/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 03:42|
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Karl Vennberg - Soledad otra vez.




Cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez
soledad
más profunda que el mar
más amarga que la sed en el desierto
más cortante que un cuchillo contra un ojo abierto.
Cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez.

Aquí están mi sangre y mis manos
y las llaves de la cárcel de mil instintos.
Cógelas, cógelas
enciérrame en todo lo que pertenece a todos
enciérrame en todo lo que tienen todos en común.

Aquí están mi rebeldía y mi soledad,
su grito está enfermo como el del somormujo.
Ciégalas con la calma de la luna,
ahoga su garganta con tu olvido.
Cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez.

Sí, claro que lo sé, lo sé:
el amor que acaricio
apenas es el amor de los labios a sí mismos
paz serena y la seguridad de la ribera.
Que se hunda la ribera
que sean aplastados los labios.
Cualquier cosa: sangre en las manos
el grito del somormujo y
el cuchillo contra un ojo abierto
cualquier cosa menos la misma
soledad otra vez

| Escrito por: kenzo | Hora: 00:37|
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Jorge en Oviedo lanzando Peso Palacio Deportes

1/13/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 13:59|
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Pablo entra tercero en 60 mts lisos en pista cubierta

| Escrito por: kenzo | Hora: 13:58|
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Angel González - Esperanza (también él se fue)

Esperanza,
araña negra del atardecer.
Tu paras
no lejos de mi cuerpo
abandonado, andas
en torno a mí,
tejiendo, rápida,
inconsistentes hilos invisibles,
te acercas, obstinada,
y me acaricias casi con tu sombra
pesada
y leve a un tiempo.
Agazapada
bajo las piedras y las horas,
esperaste, paciente, la llegada
de esta tarde
en la que nada
es ya posible...
Mi corazón:
tu nido.
Muerde en él, esperanza.

1/12/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 02:35|
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Angel González ha muerto, ha muerto un ángel.


Poeta, catedrático y ensayista español nacido en Oviedo en 1925. Su poesía está llena de contrastes y discurre entre lo efímero y lo eterno.

Nos dejó
, Finalmente

Al final de la vida,
no sin melancolía,
comprobamos
que, al margen ya de todo,
vale la pena.

Nada de lo restante prevalece.

| Escrito por: kenzo | Hora: 01:08|
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André Bretón - La unión libre.




Mi mujer de cabellera de fuego de madera
De pensamientos de relámpagos de calor
De cintura de reloj de arena
Mi mujer de cintura de nutria entre los dientes del tigre
Mi mujer de boca de escarapela y de ramo de estrellas de última magnitud
De dientes de huellas de ratón blanco sobre la tierra blanca
De lengua de ámbar y de vidrio frotados
Mi mujer de lengua de hostia apuñalada
De lengua de muñeca que cierra y abre los ojos
De lengua de piedra increíble
Mi mujer de pestañas de palotes de escritura infantil
De cejas de borde de nido de golondrina
Mi mujer de sienes de pizarra de techo de invernadero
Y de vaho en los vidrios
Mi mujer de hombros de champaña
Y de fuente con cabezas de delfines bajo el hielo
Mi mujer de muñecas de cerillos
Mi mujer de dedos de azar y de as de corazones
De dedos de heno cortado
Mi mujer de axilas de marta y de hayucos
De noche de San Juan
De ligustro y de nido de escalares
De brazos de espuma de mar y de esclusa
Y de mezcla del trigo y del molino
Mi mujer de piernas de cohete
De movimientos de relojería y de desesperación
Mi mujer de pantorrillas de médula de saúco
Mi mujer de pies de iniciales
De pies de llaveros de pies de calafanes que beben
Mi mujer de cuello de cebada no perlada
Mi mujer de garganta de Valle de oro
De cita en el lecho mismo del torrente
De pechos de noche
Mi mujer de pechos de topera marina
Mi mujer de pechos de crisol de rubíes
De pechos de espectro de la rosa bajo el rocío
Mi mujer de vientre de despliegue de abanico de los días
De vientre de garra gigante
Mi mujer de espalda de pájaro que huye vertical
De espalda de azogue
De espalda de luz
De nuca de canto rodado y de tiza mojada
Y de caída de un vaso en el que acaba de beberse
Mi mujer de caderas de barquilla
De caderas de lustro y de penas de flecha
Y de tronco de plumas de pavo real blanco
De balanza insensible
Mi mujer de nalgas de asperón y de amianto
Mi mujer de nalgas de espalda de cisne
Mi mujer de nalgas de primavera
De sexo gladiolo
Mi mujer de sexo de yacimiento de oro y de ornitorrinco
Mi mujer de sexo de alga y de bombones antiguos
Mi mujer de sexo de espejo
Mi mujer de ojos llenos de lágrimas
De ojos de panoplia violeta y de aguja imantada
Mi mujer de ojos de sabana
Mi mujer de ojos de agua para beber en la cárcel
Mi mujer de ojos de madera siempre bajo el hacha
De ojos de nivel de agua de nivel de aire de tierra y de fuego

| Escrito por: kenzo | Hora: 00:30|
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Sir Edmund Hillary ha muerto. Adios al mito.

Sir Edmund Hillary ha muerto a los 88 años. La foto es Historia de la Humanidad: 29 de mayo de 1953. El mayor mito del alpinismo retrataba al sherpa Tenzing Norgay en la cima del Everest con el piolet levantado en señal de triunfo con las banderas de las Naciones Unidas, Gran Bretaña, India y Nepal

1/11/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 13:58|
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Luís Cernuda - El joven marino




El mar, y nada más.

Insaciable, insaciable.
Con pie desnudo ibas sobre la olvidadiza arena,
Dulcemente trastornado, como el hombre cuando un placer espera,
Tu cabello seguía la invocación frenética del viento;
Todo tú vuelto apasionado albatros,
A quien su trágico desear brotaba en alas,
Al único maestro respondías:
El mar, única criatura
Que pudiera asumir tu vida poseyéndote.

Tuyo sólo en los ojos no te bastaba,
Ni en el ligero abrazo del nadador indiferente;
Lo querías aún más:
Sus infalibles labios transparentes contra los tuyos ávidos,
Tu quebrada cintura contra el argénteo escudo de su vientre,
Y la vida escapando,
Como sangre sin cárcel,
Desde el fatal olvido en que caías.

Ahí estás ya.
No puedes recordar,
Porque ahora tú mismo eres quieto recuerdo;
Y aquella remota belleza,
En tu cuerpo cifrada como feliz columna,
Hoy sólo alienta en mí,
En mí que la revivo bajo esta oscura forma,
Que cuando tú vivías
Sobre un ara invisible te adivinaba erguido.

No te bastaba
El sol de lengua ardiente sobre el negro diamante de tu piel,
Alo largo de tantas lentas mañanas, ganadas en ocio celeste,
Llenas de un áureo polen, igual que la corola de alguna flor feliz,
De reposo divino, divina indiferencia;
Caído el cuerpo flexible y seguro, como un arma mortal,
Ante la gran criatura enigmática, el mar inexpresable,
Sin deseo ni pena, igual a un dios,
Que sin embargo hubiera conocido, a semejanza del hombre,
Nuestros deseos estériles, nuestras penas perdidas.

Mira también hacia lo lejos
Aquellas oscuras tardes, cuando severas nubes,
Denso enjambre de negras alas,
Silencio y zozobra vertían sobre el mar;
Y en tanto las gaviotas encarnaban la angustia del aire invadido por la tormenta,
Recuérdale agitado, al mar, sacudiendo su entraña,
Como demente que quisiera arrancar en la luz
El núcleo secreto de su mal,
Torciendo en olas su pálido cuerpo,
Su inagotable cuerpo dolido,
Trastornado también ante su amor, también inagotable,
Sin que pudieras llevar sobre su frente atormentada
La concha protectora de una mano.

Las gracias vagabundas de abril
Abrieron sus menudas hojas sobre la arena perezosa.
Una juventud nueva corría por las venas de los hombres invernales;
Escapaban timideces, escalofríos, pudores
Ante el puñal radiante del deseo,
Palabra ensordecedora para la criatura dolida en cuerpo y espíritu
Por las terribles mordeduras del amor,
Porque el deseo se yergue sobre los despojos de la tormenta
Cuando arde el sol en las playas del mundo.

Mas ¿qué importan a mi vida las playas del mundo?
Es esta solamente quien clava mi memoria,
Porque en ella te vi cruzar, sombrío como una negra aurora,
Arrastrando las alas de tu hermosura
Sobre su dilatada curva, semejante a una pomposa rama
Abierta bajo la luz,
Con su armadura de altas rocas
Caída hacia las dunas de adelfas y de palmas,
En lánguido paraje del perezoso sur.

Aún ven mis ojos las salinas de sonrosadas aguas,
Los leves molinos de viento
Y aquellos menudos cuerpos oscuros,
Parsimoniosamente movibles,
Junto a los bueyes fulvos,
Transportando los lunáticos bloques de sal
Sobre las vagonetas, tristes como todo lo que pertenece a los trabajos de la tierra,
Hasta las anchas barcas resbaladizas sobre el pecho del mar.

Quién podría vivir en la tierra
Sino fuera por el mar.

Cuántas veces te vi,
Acariciados los ligeros tobillos por el ancho círculo de tu pantalón marino,
El pecho y los hombros dilatados sobre la armoniosa cintura,
Cubierto voluptuosamente de lana azul como de yedra,
El desdén esculpido sobre los duros labios,
Anegarte frente al mar en una contemplación
Más honda que la del hombre frente al cuerpo que ama.

Cambiantes sentimientos nos enlazan con este o aquel cuerpo,
Y todos ellos no son sino sombras que velan
La forma suprema del amor, que por sí mismo late,
Ciego ante las mudanzas de los cuerpos,
Iluminado por el ardor de su propia llama invencible.

Yo te adoraba como cifra de todo cuerpo bello,
Sin velos que mudaran la recóndita imagen del amor;
Más que al mismo amor, más, ¿me oyes?,
Insaciable como tú mismo,
Inagotable como tú mismo;
Aun sabiendo que el mar era el único ser de la creación digno de ti
Y tu cuerpo el único digno de su inhumana soberbia.

Era el atardecer. Las llaves del día
Huyeron ante el furtivo pensamiento de la sombra.
Los hombre descansaban en sus cabañas,
Entre la mujer y los hijos,
Desnudos los pies bajo la luz funeral del acetileno,
Acechando el sueño en sus yacijas junto al mar;
Como si no pudieran dormir lejos de lo que les hace vivir
Y de lo que les hace morir.

Un gran silencio, una gran calma
Daba con su presencia el mar;
pero también latía por el aire adormecido y fresco del letal anochecer
Un miedo oscuro
A no se sabe qué pálidos gigante,
Dueños de grisáceas serpientes y negros hipocampos,
Abriendo las sombrías aguas,
En lucha sus miembros retorcidos con rebeldes potencias animales del abismo.

Las barcas, como leves espectros,
Surgían lentamente desde la arena soñolienta,
Voluptuosos cuerpos tibios,
Con la gracias del animal que sabe volver los ojos implorantes
Hacia las manos de su dueño, dispensadoras de protección y de caricias,
Y piensa tristemente que se alejan sin poder retenerlas.

No a estas horas,
No a estas horas de tregua cobarde,
Al amanecer es cuando debías ir hacia el mar, joven marino,
Desnudo como una flor;
Y entonces es cuando debías amarle, cuando el mar debía poseerte,
Cuerpo a cuerpo,
Hasta confundir su vida con la tuya
Y despertar en ti su inmenso amor
El breve espasmo de tu placer sometido,
Desposados el uno con el otro,
Vida con vida, muerte con muerte.

Y una vez, como rosa dejada,
Flotó tu cuerpo, apenas deformado por la nupciales caricias del mar,
Mas pálidos los labios, lo mismo que si hubieran dado paso
A toda su pasión, el ave de la vida;
Igualmente hermoso así, joven marino,
Desgarradoramente triste con tu belleza inhabitada,
Como cuando tornasolaba la vida tus miembros melodiosos.

Cambian las vidas, pero la muerte es única.
Aún oigo aquella voz exangüe, que en su vago delirio
Llegó hasta mí, a través de las velas caídas en la arena, como alas arrancadas;
Alguien que conocía tu ausencia, porque sus ojos te vieron muerto, tal una rosa abandonada sobre el mar,
Decía lentamente: "Era más ligero que el agua."

Qué desiertos los hombres,
Cómo chocan sin verse unos a otros sus frentes de vergüenza,
Y cuán dulce será rodar, igual que tú del otro lado, en el olvido.
Así tu muerte despierta en mí el deseo de la muerte,
Como tu vida despierta en mí el deseo de la vida.

1/10/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 22:27|
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Petrarca - In vita de madonna Laura - Fragmento XII




Si mi vida del áspero tormento
y del afán así librar pudiese,
que por virtud de largos años viese
faltar de vuestros ojos el aliento;
y del cabello de oro ese contento
se olvidase, y de plata se volviese,
y el color de ese rostro se perdiese,
de que un temor nacer siempre en mí siento;

mil modos y mil trazas, mil rodeos
Amor me diera a mí para deciros
lo que han sido mis años y mis días.

Y si el tiempo obviase a mis deseos
no puede ser que a las congojas mías
faltase algún socorro de suspiros.

Otra traducción

Si puede del tormento guarecerse
mi vida y de los ásperos engaños,
por virtud vea de futuros años
vuestros ojos, señora, oscurecerse,

y el cabello de oro plata hacerse,
y guirnaldas dejar y verdes paños,
y ajarse el gesto aquel, que de los daños
hace cobarde el corazón dolerse.

Amor me dará entonces la osadía
con que pueda las penas descubriros
que sufro en todo año y hora y día;

y si es no tiempo ya de conseguiros,
al menos logrará la pena mía
algún alivio de tardíos suspiros.

1/09/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 00:04|
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T.S. Eliot - La canción de amor de J. Alfred Prufrock


Si yo creyera que mi respuesta fuera
a una persona que alguna vez podría retornar al mundo,
esta llama, sin más, quieta estuviera;
pero ya que jamás desde este fondo
escapa un ser humano, sí escuché verdad,
sin temor a la infamia te respondo.





Vayamos, pues, tú y yo
cuando la tarde se haya tendido contra el cielo
como un paciente eterizado sobre una mesa;
vayamos, entonces, por calles casi desiertas,
murmurantes retrocesos
de noches inquietas en hoteles baratos y de una noche
y empolvadas fondas con conchas de ostras;
calles que se prolongan como un argumento aburrido
de intención tediosa
que te llevan a una pregunta abrumadora...
Oh, no preguntes “¿Qué es?”
Vayamos a hacer nuestra visita.

En la habitación, las mujeres vienen y van
hablando de Miguel Ángel.

La niebla amarilla que lava su espalda en el cristal de las vidrieras,
el humo amarillo que lava su hocico en el cristal de las vidrieras
pasó su lengua por el interior de las esquinas de la tarde,
se quedó suspenso largo tiempo sobre los charcos de las cunetas,
dejó caer sobre su espalda el tizne que cae de las chimeneas,
se deslizó por la terraza, dio un salto súbito,
y, viendo que era una noche suave de octubre,
se enroscó una vez a la casa y se quedó dormido.

Y, en verdad, habrá tiempo
para el humo amarillo que se desliza a lo largo de la calle,
frotando su espalda sobre el cristal de las vidrieras;
habrá tiempo, habrá tiempo
para preparar un rostro que acepte los rostros que encuentres,
habrá tiempo para matar, habrá tiempo para crear
y tiempo para todas las labores y los días hábiles
que levanten y dejen caer una pregunta en tu plato;
habrá tiempo para tí y habrá tiempo para mí,
y habrá tiempo incluso para cien indecisiones,
y habrá tiempo para cien visiones y revisiones
antes de que tomemos una tostada y té.

En la habitación, las mujeres vienen y van
hablando de Miguel Ángel.

Y en verdad habrá tiempo
para preguntarse “¿Me atrevo?” y, “¿Me atrevo?”
Habrá tiempo para volverse atrás y bajar la escalera
con un lugar calvo en mitad de mi pelo.
(Dirán: “¡Qué ralo se le está poniendo el pelo!”)
Mi traje matinal, mi cuello que sube firmemente al mentón,
mi corbata, rica y modesta pero asegurada por un simple alfiler.
(Dirán: “Pero, ¡qué delgados son sus brazos y sus piernas!”)
¿Me atrevo
a perturbar el universo?
En un minuto hay tiempo
para decisiones y revisiones que un minuto revocarán.

Porque ya las he conocido a todas, a todas ellas:
he conocido las noches, las mañanas, las tardes,
he medido mi vida con cucharillas de café;
conozco las voces que mueren poco a poco
bajo la música llegada de un cuarto distante.
Entonces, ¿cómo podría yo atreverme?

Y he conocido ya los ojos, todos ellos:
los ojos que nos fijan en una frase formulada,
y cuando esté yo formulado, debatiéndome en un alfiler,
cuando yo esté clavado y retorciéndome en la pared,
¿cómo podría entonces empezar
a escupir todas las colillas de mis días y de mis costumbres?
¿Y cómo podría atreverme?

Y he conocido ya los brazos, todos ellos:
brazos con brazaletes y blancos y desnudos.
(¡Pero bajo la lámpara poblado de claros vellos castaños!)
¿Es acaso el pefume de un vestido
lo que así me hace divagar?
Brazos que reposan sobre una mesa o se envuelven en un chal.
¿Y podría yo entonces atreverme?
¿Y cómo podría empezar?

¿Diré: fui, al crepúsculo, por calles estrechas
y contemplé el humo que sale de las pipas de hombres solitarios,
asomados a sus ventanas, en mangas de camisa?..

Yo debí ser un par de manos andrajosas
que rasaron los suelos de mares silenciosos.

¡Y la tarde, la noche, duerme tan apaciblemente!
Alisada por largos dedos,
dormida... fatigada... o bien se hace la enferma,
extendida en el suelo, aquí junto a ti y a mí.
¿Tendría yo, después del té y los pasteles y los helados,
la fuerza para forzar el momento a su crisis?
Pero aunque he llorado y ayunado, llorado y orado,
y aunque vi mi cabeza (ya un poco calva) traída en una bandeja,
no soy profeta (pero esto no importa mucho);
he visto flaquear el momento de mi grandeza
y he visto al eterno lacayo recibir mi abrigo y sonreír estupida­mente,
y, en suma, tuve miedo.

¿Y habría valido la pena, después de todo,
después de las tazas, la mermelada, el té,
entre la porcelana, entre alguna conversación sobre ti y sobre mi,
hubiera valido la pena
haber hincado el diente en el asunto con una sonrisa,
haber comprimido el universo en una bola
para rodarlo hacia alguna pregunta abrumadora,
para decir: “Soy Lázaro, vuelto de entre los muertos,
vuelto para decirsélo todo, se lo diré todo”.
Si una, acomodando una almohada junto a su cabeza,
dijera: “No es eso lo que quise decir, no es eso.
No se trata, en absoluto, de eso”.

Y hubiera valido la pena, después de todo,
hubiera valido la pena,
después de los ocasos y de los patios y de las calles regadas,
después de las novelas, después de las tazas de café, después
de las faldas que arrastran por el piso
(y esto, y tanto más).
¡Es imposible decir exactamente lo que quiero decir!
Pero como si una linterna mágica proyectara los nervios en
modelos sobre una pantalla:
¿Habría valido la pena
si una, acomodando una almohada o quitádose un chal
y volviéndose hacia la ventana, hubiera dicho:
“No es eso, en absoluto,
no es eso lo que quise decir, en absoluto”.

¡No! No soy el príncipe Hamlet ni es mi intención serlo,
soy un señor cortesano, uno que servirá
para llenar una pausa, iniciar una escena o dos,
aconsejar al príncipe; sin duda, un instrumento dócil,
obediente, contento de servir,
político, precavido, meticuloso,
lleno de altos conceptos, pero un poquito obtuso;
a veces, en verdad, casi rídiculo:
casi, a veces, el Bufón.

Envejezco... Envejezco...
Usaré enrollados los extremos de mi pantalón.
¿Me peinaré el cabello hacia atrás?
¿Me atrevo a comer un melocotón?
Me pondré pantalones de franela blanca y caminaré por la playa.
Allí he oído a las sirenas cantándose una a otra.

No creo que canten para mí.

Las he visto cabalgar sobre las olas, mar adentro,
peinando los blancos cabellos de las olas revueltas
cuando el soplo del viento vuelve el agua blanca y negra.

Nos hemos quedado en los dormitorios del mar
al lado de muchachas marinas
coronadas de algas marinas rojas y pardas
hasta que voces humanas nos despiertan, y nos ahogamos.

1/08/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 22:34|
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Fernando Pessoa - Odas de Ricardo Reis


Fernando Pessoa nace en 1888 y crea su primer heterónimo: Chevalier de Pas (que no es un personajes sino un "autor" independiente) en 1894. Un trabajo mediocre pero sin horarios fijos, le deja suficiente tiempo libre para dar forma a su trabajo literario, el cual construirá (y es éste el mayor de sus hallazgos) a través de "otros" (los heterónimos). Es a causa de esta obra tan singular por lo que será universalmente reconocido como el mejor escritor de habla portuguesa de todos los tiempos y una de las más singulares e influyentes figuras de la literatura universal. Murió en 1935. Su última frase la escribió en inglés: I know not what tomorrow will bring.

No consienten los dioses sino vida.
Todo pues, rehusemos, que nos alce
a irrespirables cimas,
perennes mas sin flores.
La ciencia de aceptar tengamos sólo,
Y mientras late la sangre en nuestras sienes,
y se arruga con nosotros
el mismo amor, duremos,
cual vidrios a las luces transparentes
y dejando escurrir la lluvia triste,
sólo tibios al sol caliente,
y reflejando un poco.

1/07/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 23:42|
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Aquél Amor Lejano - Relato

Aquél amor duró poco menos que un suspiro. Es cierto. El dolor de hacer sitio al olvido llevó más tiempo que el efímero romance. No fue fácil. Separados por una década y un hemisferio de distancia, apenas sabe de ella más que por un cálido correo otoñal de felicitación por su cumpleaños.

Acabó por acostumbrarse a esperarlo, como se acostumbró a visitarla furtivamente, de cuando en cuando, ensoñándola con su pensamiento, asomado desde la calle del viejo barrio a la ventana de su dormitorio, nocturna, acostada en la cama, leyendo con sus ojos miopes, algo tristes –también-, quizá pensando en él, como él la pensaba en tantas ocasiones... él, siempre en el alfeizar de aquella ventana, invisible, casi ritualmente... ella, siempre allí, tras los cristales...

Hoy es su cumpleaños, otro más, ella le escribe felicitándole. Escueta. Siempre le conmocionan sus palabras, desde aquél ya tan lejano saludo de encuentro por azar en CiberS. Ella se despide, "ah, se me olvidaba, ¿sabés que hace ocho años que me mudé de casa a un pisito muy confortable?”...

Qué abatimiento. Una lágrima de desconsuelo corre por la mueca de su sonrisa resignada. Adiós visitas, pañuelos al viento, adiós vieja ventana del viejo barrio...adiós.

| Escrito por: kenzo | Hora: 21:44|
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Rafael Amor - Extranjero



















No me llames extranjero, por que haya nacido lejos,
O por que tenga otro nombre la tierra de donde vengo
No me llames extranjero, por que fue distinto el seno
O por que acunó mi infancia otro idioma de los cuentos,
No me llames extranjero si en el amor de una madre,
Tuvimos la misma luz en el canto y en el beso,
Con que nos sueñan iguales las madres contra su pecho.

No me llames extranjero, ni pienses de donde vengo,
Mejor saber donde vamos, adonde nos lleva el tiempo,
No me llames extranjero, por que tu pan y tu fuego,
Calman mi hambre y frío, y me cobije tu techo,
No me llames extranjero tu trigo es como mi trigo
Tu mano como la mía, tu fuego como mi fuego,
Y el hambre no avisa nunca, vive cambiando de dueño.
Y me llamas extranjero por que me trajo un camino,
Por que nací en otro pueblo, por que conozco otros mares,
Y zarpé un día de otro puerto, si siempre quedan iguales en el
Adiós los pañuelos, y las pupilas borrosas de los que dejamos
Lejos, los amigos que nos nombran y son iguales los besos
Y el amor de la que sueña con el día del regreso.
No me llames extranjero, traemos el mismo grito,
El mismo cansancio viejo que viene arrastrando el hombre
Desde el fondo de los tiempos, cuando no existían fronteras,
Antes que vinieran ellos, los que dividen y matan,
Los que roban los que mienten los que venden nuestros sueños,
Los que inventaron un día, esta palabra, extranjero.

No me llames extranjero que es una palabra triste,
Que es una palabra helada huele a olvido y a destierro,
No me llames extranjero mira tu niño y el mío
Como corren de la mano hasta el final del sendero,
No me llames extranjero ellos no saben de idiomas
De límites ni banderas, míralos se van al cielo
Por una risa paloma que los reúne en el vuelo.

No me llames extranjero piensa en tu hermano y el mío
El cuerpo lleno de balas besando de muerte el suelo,
Ellos no eran extranjeros se conocían de siempre
Por la libertad eterna e igual de libres murieron
No me llames extranjero, mírame bien a los ojos,
Mucho más allá del odio, del egoísmo y el miedo,
Y verás que soy un hombre, no puedo ser extranjero.

1/06/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 00:13|
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Luis Rosales - De La casa encendida




Porque todo es igual y tú lo sabes,
has llegado a tu casa, y has cerrado la puerta
con ese mismo gesto con que se tira un día,
con que se quita la hoja atrasada al calendario
cuando todo es igual y tú lo sabes.
Has llegado a tu casa,
y, al entrar,
has sentido la extrañeza de tus pasos
que estaban ya sonando en el pasillo antes de que llegaras,
y encendiste la luz para volver a comprobar
que todas las cosas están exactamente colocadas como estarán
dentro de un año;
y después,
te has bañado, respetuosa y tristemente, lo mismo que un suicida,
y has mirado tus libros como miran los árboles sus hojas,
y te has sentido solo,
humanamente solo,
definitivamente solo porque todo es igual y tú lo sabes.

Has llegado a tu casa,
y ahora querrías saber para qué sirve estar sentado,
para qué sirve estar sentado igual que un náufrago
entre tus pobres cosas cotidianas.
Sí, ahora quisiera yo saber
para qué sirven el gabinete nómada y el hogar que jamás se ha encendido,
y el Belén de Granada
–él Belén que fue niño cuando nosotros todavía nos dormíamos cantando–
y para qué puede servir esta palabra: "ahora",
esta palabra misma: "ahora",
cuando empieza la nieve
cuando nace la nieve,
cuando crece la nieve en una vida que quizás está siendo la mía,
en una vida que no tiene memoria perdurable,
que no tiene mañana,
que no conoce apenas si era clavel, si es rosa,
si fue azucenamente hacia la tarde.

1/05/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 03:05|
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Francisco de Asís - Cántico de las Criaturas -Cántico del Hermano Sol


Altísimo, omnipotente, buen Señor,
tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición.
A ti sólo, Altísimo corresponden
y ningún hombre es digno de mencionarte.
Alabado seas, mi Señor, con todas tus criaturas,
especialmente nuestro hermano Sol,
el cual es día, y nos iluminas por él.
Y es bello y radiante con gran esplendor:
de ti, Altísimo, lleva significación.
Alabado seas, mi Señor, por hermana Luna y las Estrellas:
en el cielo las has formado claras, preciosas y bellas.
Alabado seas, mi Señor por hermano Viento,
y por Aire y Nublo y Sereno y todo tiempo,
por el cual a tus criaturas das sustento.
Alabado seas, mi Señor, por hermana Agua,
la cual es muy útil y humilde y preciosa y casta.
Alabado seas, mi Señor, por hermano Fuego,
por el cual nos alumbra la noche:
y él es bello y jocundo y robusto y fuerte.
Alabado seas, mi Señor, por hermana nuestra madre Tierra,
la cual nos sustenta y gobierna, y produce diversos frutos
con coloridas flores y hierba.
Alabado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor
y soportan enfermedad y tribulación.
Dichosos aquellos que las sufrirán en paz,
porque de ti, Altísimo, coronados serán.
Alabado seas, mi Señor, por hermana Muerte corporal,
de la que ningún hombre viviente puede escapar...

| Escrito por: kenzo | Hora: 00:12|
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Gonzalo Millán - 1.




Amanece.
Se abre el poema.
Las aves abren las alas.
Las aves abren el pico.
Cantan los gallos.
Se abren las flores.
Se abren los ojos.
Los oídos se abren.
La ciudad despierta.
La ciudad se levanta.
Se abren llaves.
El agua corre.
Se abren navajas tijeras.
Corren pestillos cortinas.
Se abren puertas cartas.
Se abren diarios.
La herida se abre

Sobre las aguas se levanta niebla.
Elevados edificios se levantan.
Las grúas levantan cosas de peso.
El cabrestante levanta el ancla.
Días y olas levantan catedrales

Corren automóviles por las calles.
Los autobuses abarrotados corren.
Los autobuses se detienen.
Abren las tiendas de abarrotes.
Abren los grandes almacenes.
Corren los trenes.
Corre la pluma.
Corre rápida la escritura.
Los bancos abren sus cajas de caudales.
Los clientes sacan depositan dinero.
Dinero hace dinero.
El cieno forma depósitos.
El cieno se deposita en aguas estancadas.

Varios puentes cruzan el río.
Los trenes cruzan el puente.
El tren corre por los rieles.
El puente es de hierro.
Corre el tiempo.
Corre el viento.
Traquetean los trenes.


De las chimeneas sale humo.
Corren las aguas del río.
Corre agua sucia por las cloacas.
Las cloacas desembocan en el río.
Las gallinas cloquean.
¡Cloc cloc! hacen las gallinas.
De la cloaca sale un huevo.

El río es hondo.
El río es ancho.
Los ríos tienen afluentes.
Los afluentes tienen cascadas.
Los afluentes desembocan en el río.
Las avenidas son anchas.
Las calles desembocan en las avenidas.
El río desemboca en el mar.
El mar es amplio.


1/04/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 23:54|
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Relatividad - ClonClon



Asciendo los peldaños que descienden
a lo alto del fondo. Mis pisadas
me siguen. Oigo voces apagadas
del otro lado. Hablo. No me entienden.

Quizá hablan otro idioma. Quizá han muerto
o nunca han existido. Nunca he visto
sus caras. Quizá yo tampoco existo
en este mundo hermético y desierto.

Quizá es otro quien sube esta escalera,
quien ahora se asoma a esta ventana
a la luz de esta insólita mañana
en la que yo no existo. Yo estoy fuera

de este extraño recinto clausurado.
Quizá es mi voz la que oigo al otro lado.

1/03/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 23:08|
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2008 Imágenes del Año Nuevo en el Mundo.

Tokio

En Tokio


Tokio








Taj Majal_India

India

Bangalore-India

Bangalore-India

Shimla_India

6srilanka



China

Taipei


Hong Kong



Hongkong



Gong-Corea

Seul_Corea






















Sidney








Johannesburgo-Sudafrica








Venezia

Tarta

Madrid.Puerta del Sol

Madrid




Berlín

Happy













London

Brasilia


Sao Paulo


Seattle












Quebec

Canadá

1/01/2008 | Escrito por: kenzo | Hora: 04:24|
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